Durante muchos años la
homosexualidad está presente en nuestra sociedad y da lugar a múltiples
opiniones. Es un tema que dejó de ser tabú en muchos ambientes y del que se
habla de manera positiva o negativa en varias ocasiones.
Hoy en día cada uno es libre de decidir lo que quiere y lo
que le gusta. De hecho son muchos, y
cada vez más, los que abiertamente deciden dar el paso y expresar su
orientación sexual sin importarles las opiniones que puedan surgir ante tal acto.
Televisión, radio o en cualquier medio de comunicación somos testigos de esta
afirmación dicha y también podemos encontrar pegada de ellos en escritos en
los que antes estaba prohibido o no era tan frecuentes.
Sin embargo, hay
personas que aún actualmente ocultan su orientación sexual por miedo o por
vergüenza debido a que se piensa si es o no correcto. Prefieren seguir en el
anonimato y tragarse su orgullo, comportándose de manera totalmente incómoda y
representando un papel en la sociedad. Viven de esta forma una mentira y no
disfrutan la vida como cualquier otra persona en su lugar.
Al contrario de lo que muchos piensan, la
homosexualidad no es una enfermedad, tampoco un trastorno mental sino un gusto sexual. No puede ser tratada ni
controlada. Hoy en día a los hombres homosexuales se les reconoce como gays y a las mujeres homosexuales lesbianas. Evidentemente aparte de estos
conceptos, reconocidos en diferentes volúmenes académicos surgen otros
despectivos usados por aquellos que no toleran la presencia de esta orientación
sexual y que intentan corregirla, castigarla e incluso que desaparezca.
La sociedad avanza.
Gracias a las nuevas tecnologías y a una vida social muy diferente de la de los
abuelos de mis abuelos y sobre todo a una libertad de expresión, llegará el
momento en el que cada uno pueda disfrutar y gozar de ese término “libertad”
con su claro y preciso significado.
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